El modelo racional prescribe una
serie de pasos que deben seguir los individuos o equipos para incrementar la
probabilidad de que sus decisiones sean lógicas y estén bien fundamentadas. Una
decisión racional permite el logro máximo de metas dentro de las limitaciones
de la situación. Esta definición se refiere a la racionalidad de los medios
(cómo alcanzar mejor una meta), no de los fines (es decir, las metas). Por
ejemplo, la meta de muchas compañías prestadoras de servicios públicos es
generar electricidad al menor costo posible. Uno de los medios para la
consecución de esta meta es reducir al mínimo el costo del combustible
utilizado para alimentar los generadores. Así, algunas plantas de energía han
sido diseñadas para permitir el fácil cambio de un tipo de combustible a otro.
El gerente de una planta de este tipo puede optar entre gas natural, petróleo o
carbón, dependiendo de sus costos relativos en cualquier momento en particular.
Si el costo del gas natural se dispara en relación con el del petróleo y el
carbón, la decisión racional sería optar por petróleo o carbón. Seguir usando
gas natural en esas circunstancias sería una decisión irracional.
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